jueves, 2 de febrero de 2017

La canción que silbó Torres

Cabalgaba el partido por el yermo terreno de la desesperanza cuando Torres hizo acto de presencia sobre el césped. Quien más y quien menos calibraba el tamaño del boquete que el rival pudiera hacer y si la herida afectaría a órganos vitales de aquí al final de la temporada. El Atleti, cautivo durante cuarenta y cinco minutos, no alcanzaba a ver el horizonte tras el muro coronado de alambre de espino que rodeaba el campo de internamiento en el que el adversario le confinó arrebatándole el balón y la moral. El descanso descubrió a las ilusiones rojiblancas asustadas en un rincón. Hacinadas en insalubres barracones que las ocultaban de sus captores. Ellos parecían más altos, más guapos, mucho mejor armados. Parecía no existir más opción que la rendición. Y entonces salió Fernando.

Ciertamente Torres ya no es el de Viena. Tampoco es probable que nos vaya a regalar goles imperiales como aquel del Villamarín ni arrancadas llenas de potencia de las que poblaron de pesadillas los sueños de un buen número de centrales en la última década. A veces se deja el balón atrás. En ocasiones se nota que la cabeza le funciona mucho más ágilmente que las piernas. Tal vez no sea el nueve titular con el que el Atleti pueda afrontar según qué batallas. Todo eso es verdad. También lo es que él nació para este tipo de partidos. Los lleva jugando desde que era un adolescente. Saltó al campo apartando el desánimo de compañeros y grada y entonces ocurrió.


Peleó un par de balones que parecían perdidos. Aguantó una pelota hasta que los centrocampistas se sumaron al ataque. Forzó un córner. Presionó. Se atrevió a mirar a los ojos a los captores. Se plantó ante el potente fuego rival sin miedo y comenzó a silbar bajito una melodía que todos conocíamos. Seguidamente se sumó Gabi. Godín volvió a ganar todos los balones por alto en ambas áreas. Filipe redescubrió la banda izquierda y Griezmann comprendió que no era imposible. Hasta Carrasco, inmerso en otro partido merecedor de patada a una botella de agua, pareció renacer.

Lo que empezó con un silbido se había convertido en un rugido atronador. Miles de voces cantando a coro la canción que Fernando había comenzado. Una canción que habla de no resignarse. De creer. De nunca bajar los brazos. De saber que siempre hay esperanza cuando en la camiseta las rayas son rojiblancas. Una canción nacida de las entrañas. Una canción escrita por el Calderón en noches como la de ayer. Una canción cuya letra, por encima de todo, habla de dignidad. Una canción que explica al Atleti, más allá de cualquier resultado. 

11 comentarios:

  1. Precioso como siempre. además es cierto que si alguien siente que en el Atleti nunca hay que rendirse ese es Fernando, al cual espero podamos disfrutar más tiempo en el campo y en el vestuario.

    ResponderEliminar
  2. Fue él el que ayer alumbró el camino junto a Gabi. Cuando las cosas no acaban de salir, no queda otra que volver a los orígenes, a los que sentían esto desde que eran niños. Como ellos. Gracias por el comentario

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Jose Antonio Puerto2 de febrero de 2017, 11:32

    Grande, señor, y muy cierto
    Ya no recuerdo cuantos partidos hace que no hacíamos mas faltas que el rival, y ayer, por encima de la falta de un medio centro defensivo que amalgame el equipo, verdadero mal actual del Atleti junto con la falta de un delantero centro que mida mas de 1,80, Gabi y Torres ocuparon con brillantez esas dos posiciones y nos volvimos a parecer a lo que eramos, un equipo agresivo, contundente, y sobre todo, con alma.
    Toda la vida los jóvenes aprendieron de sus mayores, este es el momento, muchachos (como les llama el Cholo) déjense el alma en cada balón, y la cosa sólo podrá mejorar

    ResponderEliminar
  5. Muy de acuerdo.

    La segunda parte nos debe llenar de esperanzas para lo que tiene que llegar. No hace falta inventar nada, solo poner sobre el campo la intensidad a la que estábamos acostumbrados.

    Por cierto, debo decir que prefería su comentario corporativo. Dirá usted que es el mismo, pero no. Lo de la encuadernación le da un fuste al blog del que no puedo permitirme prescindir por culpa de su veleidad o ambivalencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A partir de ahora, así será
      Su blog merece eso y mucho mas...

      Eliminar
    2. Mucho mejor...¡dónde va a parar!

      Gracias a su presencia el nivel intelectual de este sitio de chichinabo se eleva...

      Eliminar
  6. Todo de acuerdo y mucho mas en "más allá de cualquier resultado".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ...y mire que servidor es de lo más resultadista, pero hay días y días....

      Gracias

      Eliminar
  7. Me ha encantado este Canto del Gallo, Don Emilio ;-)

    ResponderEliminar