lunes, 20 de septiembre de 2010

Bricolaje y algo más.

Sin duda ustedes, gente leída e incluso viajada, habrán pasado por la mística experiencia de tener que comprar algún tipo de material para arreglar o fabricar algo en casa. Estas experiencias serán el nexo de unión que nos ayudarán a repasar los tres últimos partidos del Atleti: Bilbao, Salónica y la visita del Barcelona.
Experiencia  1: Nuestro protagonista se ha puesto su mejor chándal de tactel (sí, ese tejido que dependiendo de cómo te da el sol abarca un espectro de colores entre gris y verde y si pasas las uñas por él te da repelús). Como casi cada sábado, nuestro héroe se va a acercar a una de las grandes superficies del bricolaje para seguir comprando todo tipo de material inútil de cara a adecentar la parcela que compró cuando heredó lo de la abuela, que por cierto creo que le ha dejado algo más a la Paqui, tal vez por ser la que más se parecía a ella. En estos megastores del chapuza, simpáticas jovencitas sonrientes te hablan de remaches, pinturas al agua y barnices, y la verdad es que, entre que normalmente nadie sabe realmente lo que se debe comprar y lo que sonríen estas jovencitas, te acabas llevando más de lo que necesitas aunque te vas contento, con esa media sonrisa que se te queda cuando algún otro conductor te pregunta si vas a salir para aparcar en tu sitio y le dices que no te vas, que vas a tardar lo que te de la real gana, faltaría más.
Así, mis queridos amigos fue el partido de Bilbao, fuimos no sabiendo si después de los dos primeros partidos éramos tan grandes como nos decían los aduladores de la corte. La jovencita sonriente era el Bilbao (que no Athletic), que con buena cara y pocos argumentos futbolísticos nos hizo afianzar más el pensamiento de que éramos alternativa.
Experiencia 2: Nuestro protagonista se encamina con su hijo a la papelería del barrio, el niño lleva en la mano una lista que ni la de los Reyes Godos de material para el siguiente trabajo a realizar en la clase de Pretecnología (anteriormente conocida como clase de Plástica,  anteriormente conocida como clase de manualidades). Pues bien, ese padre no llega a entender cómo un niño de 6 años necesita papel cebolla, papel pinocho, láminas de contrachapado, alkyl, betún de judea y goma arábiga (de hecho estas dos últimas peticiones le desasosiegan más de la cuenta al pensar que su Paquito haya podido ver en internet cómo se fabrica una bomba, que a eso suena, oiga). Mientras tanto, el tendero (normalmente un individuo sospechoso con gafas de culo de vaso y pelo ralo peinado hacia atrás) se frota las manos y piensa en qué bien empleados están los mil euros mensuales con los que unta a la profesora de Pretecnología, sí, esa que antes daba francés pero que fue cambiada de asignatura por el consejo escolar después de que varias madres representativas de la APA protestaran alegando que poner la boca así para hablar un idioma era un poco de puta.
Sirva este ejemplo para ilustrar el primer partido de la EuropaLig, los jugadores, mayoritariamente suplentes, que el primo de Rosario puso en liza en el infierno heleno no se enteraron desde el inicio de partido de qué iba la película. Pensaron que, si la estrella del equipo contrario se llama Javito, vamos a ganar con la gorra, pero lo que no sabían es que Javito se entiende desde hace tiempo con la profesora de Plastica (o como sea en griego), que al final va a ser verdad que era un poco puta.
Experiencia 3: Por esta hemos pasado todos, me juego lo que quieran, la idea es que nos encaminamos nerviosos (más adelante verán por qué) a la ferretería de nuestro barrio con la intención de comprar dos alcayatas para colgar un cuadro y una fotografía de nuestro ahijado. Nada más entrar comienzan los peligros, esquivamos las sartenes de teflón que amenazan con golpearnos la cabeza, evitamos por los pelos los botes de silicona hidrogenada que casi se nos clavan en la rótula y alcanzamos el mostrador con la misma sensación que debía tener Harrison Ford cuando salía del templo maya con el ídolo en el saco después de la carrera de la piedra. En este punto, nos recibe un dependiente con varios piercings en la cara y tatuajes asomando por el polo corporativo, estos empleados por lo general atienden a nombres tan sugerentes y poéticos como el Rúben o el Isma (sí, con los acentos donde los ven) y se produce siempre esta recurrente escena:
-Buenas, querría dos alcayatas.
-¿De pala o de espiguilla?
-Bueno, es para colgar un cuadro y una foto.
-¡Ah! (mirada de suficiencia), entonces de pala. ¿Qué taco va a poner, expansivo o de penetración?
-Pues no sé, ¿tú cuál me recomiendas?
-Eso depende de usted, con pared de aglomerado funciona mejor el de penetración pero en vigas maestras debe poner expansivo.
-Vale, entonces dame cinco de cada uno por si acaso.
-Tiene que tener cuidado a la hora de fijarlo, porque las alcayatas de pala con taco expansivo necesitan llave Allen de rosca 9mm, ahora bien si son de taco de penetración tiene que echar masilla de contacto auto ignífuga para limpiar la cavidad y fijar con tuerca hembra .
-Mira, dame cinco de cada cosa, me lo llevo todo.
Así, queridos lectores, se siente un equipo cuando después de dos partidos que no han ido mal, se siente con capacidad para discutirle al Barça el dominio del balón. El Barcelona es al futbol lo que el Isma a la ferretería, lo sabe todo y tú desgraciadamente sabes poco. Al final pasa lo que pasa, el equipo que sabe de tuercas, tornillos y punzones suele ganar, a pesar de que el ilusionado comprador intenta adquirir (o descargarse, que hay gente para todo) varios capítulos de la tercera temporada de Bricomanía (esa en la que con palos de polo hacían un reactor nuclear).
Aun así, el equipo dio la cara y hay jugadores que ilusionan (posiblemente en la misma medida que otros preocupan o defraudan). En el primer grupo podemos citar a De Gea, impresionante,  o a Raúl García, que empieza a mostrar lo que prometía cuando vino. Sobre los del segundo grupo no daré ejemplos, son seguro los mismos que ustedes piensan pero creo que debemos dar un margen de confianza antes de lanzar nuestros afilados dardos.
PD: Llevo varias horas asistiendo preocupado al juicio sumarísimo a Ujfalusi por la entrada a Messi y me pregunto por qué no asistimos la semana pasada a un juicio similar a Gurpegi por la entrada a Kun, a pesar de que ésta me parece más dura que la del checo.

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